Superstore o la caricatura del consumo

Las cosas claras desde el inicio: Superstore es un producto pequeño y poco ambicioso, lejos de las grandes ligas de la sit-com americana. Dicho queda. Pero eso no significa que no tenga más de un punto de interés y sobrados recursos para garantizar el entretenimiento sin pretensiones. Y además tiene en el consumo su principal eje argumental, tanto desde la perspectiva del vendedor como del comprador, y eso la hace especialmente adecuada para nuestra página. Así que vamos a conocerla un poco mejor.

No es una creación reciente. Se estrenó en 2015 y lleva ya cinco temporadas, que pueden verse en Amazon Prime. Pero para los televidentes españoles es una gran desconocida. Tal vez demasiado yanqui para nuestros gustos. ¿Pero cuál no lo es? Lo que ocurre es que la cotidianeidad que ésta nos muestra no es hogareña o amistosa o sentimental como Friends, Big Bang, Modern Family  y otras, con las que enseguida empatizamos, sino que retrata la rutina menos glamourosa. La del día a día en el marco de los recados o las compras de supermercado,  y un  entorno laboral desprovisto de encanto como puede ser el de una cajera de súper  o un reponedor, dicho sea con todo el respeto laboral que merecen, desde luego. Pero  aun así, los personajes de Superstore merecen una oportunidad. No son tan planos y arquetípicos como puedan parecer (la gran mayoría, al menos), y los discursos cómicos que articulan tienen, en más de un caso, dobleces más incisivas de lo que las formas básicas y tontorronas parecen indicar a primera vista.

En fin, que se trata de un producto honesto, a ratos divertido, a ratos bobo, y en muchos otros intrascendente, pero en el que no falta una curiosa visión sarcástica del consumismo, una crítica al sistema de las franquicias y las grandes superficies que entre risas se transmite con meridiana eficacia, ni algunos momentos que más de uno reconocerá  o con los que se identificará. Y es que todos llevamos una historia dentro, aunque no siempre sea en clave de caricatura.  

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