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La paga o cómo inculcar el ahorro en los hijos

Dar la paga a los hijos es una práctica habitual en muchas familias, y no solo por una cuestión de costumbre o tradición. Más allá de la simple entrega de dinero, la paga representa una de las primeras herramientas educativas en materia económica. Permite a los niños familiarizarse con conceptos como el ahorro, la planificación o la gestión de recursos limitados. En definitiva, les ayuda a desarrollar una relación saludable con el dinero desde pequeños.

Por qué dar la paga es una buena idea

La asignación periódica de una cantidad de dinero no debe entenderse como un gasto extra para los padres, sino como una transición pedagógica: algunos de los gastos que antes asumían los progenitores, ahora pasan a ser gestionados por los propios niños. Así, comprenden que el dinero tiene un valor, que no se consigue de forma automática y que su uso exige responsabilidad.

Uno de los grandes aprendizajes es precisamente ese: aprender a esperar, a priorizar y a tomar decisiones financieras básicas. Si quieren un juguete más caro o una prenda especial, no podrán tenerlo todo de inmediato. Tendrán que ahorrar durante un tiempo, posponer otros gastos o incluso renunciar a ciertas cosas. Esa espera, ese pequeño esfuerzo, es una valiosa lección que no se olvida.

Modalidades de la paga

No existe un único modelo válido. Cada familia puede decidir cómo, cuánto y cuándo entregar la paga. Las modalidades más frecuentes son:

  • Paga semanal o mensual fija: es la más utilizada. Los expertos recomiendan que sea semanal en niños pequeños y mensual cuando son adolescentes, ya que les obliga a planificarse a más largo plazo.
  • Paga por tareas: se da dinero a cambio de realizar ciertas labores del hogar.
  • Paga por rendimiento académico: se incentivan las buenas notas con una pequeña gratificación económica.

Todas estas modalidades pueden ser válidas si se enmarcan dentro de una lógica educativa. No obstante, muchos psicólogos y educadores financieros coinciden en que lo ideal es combinar una asignación fija y regular con la posibilidad de obtener ingresos extra por esfuerzos adicionales (ayudar más en casa, estudiar más, asumir alguna responsabilidad puntual…). Esto permite enseñar dos lecciones a la vez: planificación financiera y cultura del esfuerzo.

¿Cuánto dinero dar?

La cantidad asignada debe tener coherencia pedagógica y estar ajustada a la edad y necesidades del menor. Una paga excesiva puede desvirtuar el propósito educativo, ya que elimina la necesidad de priorizar y limita el incentivo al ahorro. Por eso, conviene evitar cifras desproporcionadas y optar por cantidades simbólicas pero suficientes para que el niño tenga cierta autonomía económica.

Algunos expertos proponen una fórmula orientativa: un euro por año de edad, cada semana. Es decir, un niño de 8 años recibiría 8 euros semanales. No es una regla fija, pero puede servir como guía.

La evolución de la paga: cuándo y cómo aumentarla

Al igual que los sueldos en el mundo adulto, la paga también debe evolucionar con el tiempo. A medida que el niño crece y sus necesidades cambian, es lógico que también lo haga su asignación. Lo recomendable es revisar la paga una vez al año, ajustándola según la edad, la madurez y el entorno económico.

Este ajuste debe explicarse al menor con total transparencia, aprovechando para introducir conceptos como la inflación, el coste de la vida o el valor del dinero a lo largo del tiempo.

Consejos para que la paga cumpla su función educativa

Para que la paga realmente contribuya a una buena educación financiera, es importante que no sea simplemente dinero que “cae del cielo”. He aquí algunos consejos para sacarle el máximo provecho:

  1. Explicar el porqué de la cantidad asignada y sus posibles usos.
  2. Fomentar el ahorro con metas claras: comprar un juguete, hacer un regalo, ahorrar para una actividad especial, etc.
  3. Evitar rescates financieros: si se quedan sin dinero por haberlo gastado mal, no se debe reponer automáticamente. Aprenderán del error.
  4. Incluir penalizaciones: si no cumplen con ciertas responsabilidades, se puede suspender o reducir temporalmente la paga.
  5. Crear una hucha o cuenta de ahorro: para que visualicen su progreso y tomen conciencia de cómo crece el dinero cuando no se gasta.

¿A qué edad empezar?

Aunque no hay una edad universal, muchos especialistas coinciden en que los siete años son un buen momento para comenzar. A esa edad los niños ya saben sumar y restar, tienen cierto conocimiento del valor del dinero y muestran interés por participar en pequeñas decisiones de compra (golosinas, cromos, etc.). Además, están en una etapa ideal para absorber hábitos duraderos, siempre bajo la supervisión y acompañamiento de los padres.

La paga no es solo una herramienta económica, sino también una oportunidad educativa. Bien utilizada, permite transmitir valores como la responsabilidad, la paciencia, la planificación y el esfuerzo. Es el primer contacto que los niños tienen con el mundo financiero, y puede marcar la diferencia entre una relación sana o desordenada con el dinero en su vida adulta.

Dar la paga es, en definitiva, invertir en su futuro.

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