¿Qué hacemos con los hijos este verano?

Los padres disponen de diversas opciones para encontrar las actividades más adecuadas para sus hijos en verano y que mejor se adapten a su economía. Lo importante es que los pequeños disfruten y que continúen su aprendizaje durante la época estival.

Con la finalización del curso escolar comienzan los problemas para los padres que se encuentran ante la complicada situación de qué hacer con sus hijos en verano. Cómo llenar todo el tiempo disponible que tienen, la imposibilidad de quedarse con ellos por el trabajo, o la ausencia de personas con las que dejarlos, son los inconvenientes más habituales. Es por ello que hay que buscar alternativas para que los niños disfruten de un buen verano lejos de las aulas.

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Campamentos, colonias, guarderías, aprendizaje de idiomas o deportes en los centros educativos, actividades en museos… son algunas de las posibilidades que ofertan empresas privadas e instituciones públicas. En este artículo ofrecemos un listado de los que pueden satisfacer los gustos de nuestros hijos sin que se resienta demasiado nuestra economía doméstica.

  • Campamentos de verano. Hay una gran variedad: deportivos, de idiomas, musicales, aventuras… Y por lo tanto el precio también varía. Unos ejemplos, entre 250 y 300 euros en León durante una semana, 400 euros por una estancia de diez días en Bocigas (Valladolid),  o más económicos organizados por las comunidades autónomas. Para estas actividades también podemos contar con ayudas. Es el caso de Galicia donde la Xunta ofrece un descuento del 50 por ciento para miembros de familias numerosas y del 25 para quienes tengan el carné joven.
  • Campamentos urbanos. Tienen un amplio programa de actividades lúdicas, educativas, musicales y deportivas y, además, favorecen la conciliación de la vida familiar y laboral. Los precios varían: desde 16 euros al día o 6 euros por horas sueltas en el campamento AC de Gijón, por ejemplo. Hay consistorios como el de Rivas-Vaciamadrid que los organiza para niños y niñas de 3 a 12 años (desde Educación Infantil a 6º de Primaria).
  • Colonias. Son similares a los campamentos, aunque su carácter es más educativo. Las organizadas por instituciones públicas son más baratas: la Diputación de Álava y la red foral de museos organizan colonias con talleres a un precio de 37 euros. Entidades financieras también las organizan como Kutxabank, desde 175 euros.
  • Escuelas de verano. Tienen una oferta educativa pensada para los niños apoyando los aspectos relacionados con su desarrollo a través del juego, el contacto con la naturaleza o la interacción con los demás. Los ayuntamientos suelen ofrecerlas a un precio muy asequible y también existen ayudas: el de Ciudad Real ofrece actividades a 20 euros por persona, y el de Badajoz, reserva un 25 por ciento de las plazas para los alumnos con escasos recursos.
  • Centros abiertos. Los colegios se transforman para ofrecer otro tipo de actividades a los niños y acogerlos: talleres, manualidades, juegos…. Es el caso de Canarias o Madrid, que abre los centros públicos de infantil, primaria y educación especial. Los interesados deben presentar la solicitud. Por su parte, los centros privados y concertados también ofrecen actividades que combinan el aspecto lúdico con el educativo (Meres, Lauaxeta, Montessori, Colegio San Patricio Madrid, SEK, Base Madrid, Vizcaya …).
  • Guarderías de verano. Es la que menos opciones ofrece, ya que la mayoría cierran en verano o el mes de agosto.

Otras posibilidades

Los padres también podemos decantarnos también por los cursillos y talleres que organizan los parques temáticos o museos como Guggenheim Bilbao,  El Prado con su programa ‘El Prado en Verano’ por 100 euros, o el taller EducaThyssen a 105 euros para niños entre 6 y 15 años.

Asimismo podemos apuntar a nuestros hijos a una academia para que refuercen sus conocimientos en aquellas materias que más se le han resistido en el curso o simplemente para mejorar su nivel de idiomas. Además podemos contratar un@ canguro para que se haga cargo de nuestros pequeños hasta que lleguemos a casa.

Y todo esto no nos convence, o no podemos por falta de tiempo o de presupuesto, nos queda la opción de dejarlos con amigos, familiares o que se quede en el pueblo con los abuelos.

Una última opción es que uno de los miembros de la pareja pida una excedencia para el cuidado de los hijos. Éste es un derecho reconocido en el Estatuto de los Trabajadores y responsabilidad de quien la pide. Hay tener en cuenta cómo afectará al trabajo de la empresa, a los compañeros y cuál es la situación económica de la compañía. Una vez que nos decidimos, hay que comunicar la decisión a la dirección de la empresa indicando las fechas. Es importante comprobar en la Seguridad Social de que verdaderamente estamos en excedencia y no de baja voluntaria porque afecta a nuestro salario.

Conocidas todas las alternativas, ahora la última palabra la tenemos los padres… y nuestros hijos, por supuesto.

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