El riesgo de los seguros con pocas coberturas

La elección de un seguro no siempre es un proceso sencillo por la cantidad de ofertas, tipos y condiciones que podemos encontrar en el mercado. Además, es importante que nos informemos bien de las coberturas que nos ofrece y no escatimar en gastos, ya que los seguros con pocas coberturas, en caso de siniestro, nos pueden salir realmente caros.

A la hora de contratar cualquier tipo de seguro y antes de firmar el documento, es conveniente leer cuidadosamente la letra pequeña para conocer las condiciones de cobertura que no están ofreciendo y, si podemos, recibir asesoramiento de un profesional.

En un intento de reducir costes a nuestra economía doméstica, a veces podemos caer en el grave error de contratar un infraseguro; es decir, asegurar un bien por debajo de su valor real. Esta práctica es muy habitual en los seguros de hogar aunque, en los últimos tiempos se está extendiendo cada vez más a los seguros empresariales e industriales. En las pólizas de coches y motos no es algo frecuente, ya que normalmente la compañía aseguradora realiza un cuestionario detallado al asegurado para determinar el valor del vehículo.

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Consecuencias de su contratación

Los riesgos de contratar uno de los llamados “infraseguros” son bastante altos. Y es que, en caso de accidente, la aseguradora pagará la indemnización conforme a lo declarado en la póliza. Por lo tanto, la cantidad a recuperar será menor que el valor real de los bienes siniestrados.

Veamos un ejemplo. Si aseguramos el mobiliario de nuestro hogar en 10.000 euros y, al sufrir un siniestro (un incendio por ejemplo), el perito estima que el valor real de los bienes de la casa asciende al doble. En este caso, la compañía aseguradora (amparada por el artículo 30 de la Ley de Contrato de Seguro) puede aplicar la regla proporcional; esto es, indemnizar el daño causado en la misma proporción que existe entre el capital asegurado y el valor real del bien. Es decir, si se hubieran ocasionado desperfectos por valor de 20.000 euros, la aseguradora sólo abonaría un máximo de 10.000. En el supuesto caso de que existiera siniestro total, la compañía pagaría la cantidad íntegra pactada y el cliente asumiría la diferencia.

Posible solución

Si nuestra situación económica no es demasiado boyante y tenemos que reducir gastos, no es recomendable cubrir parcialmente el bien asegurado para intentar ahorrar en la cuota del seguro, sino que podríamos contratar una franquicia en la póliza a cambio de rebajar el precio de la suscripción al seguro. A pesar de que tener una franquicia disminuye la cuantía de la indemnización a percibir, puede ser aconsejable porque la prima a pagar también es menor.

De este modo, si se produjese un incidente de grandes dimensiones, el asegurado asume el tramo menor del coste del siniestro hasta cubrir la cantidad pactada y, a partir de ahí, entraría en funcionamiento la cobertura del seguro. Por ejemplo, si en un hogar se produce un siniestro por valor de 50.000 euros y en nuestra póliza tenemos especificado una franquicia de “10 por ciento, mínimo 100 euros y máximo 3.000”, aunque el 10 por ciento sea 5.000, el asegurado sólo se hará cargo de los 3.000 euros.

Pero calcular correctamente el valor del bien asegurado no sólo es fundamental para evitar contratar un infraseguro, también puede producirse el caso contrario, un sobreseguro. En esta situación, cuando el bien está asegurado por encima del valor real, la compañía no pagaría la indemnización máxima tras el siniestro, sino únicamente el valor de los materiales dañados.

En definitiva, no es necesario renunciar a tener una buena cobertura para que el precio del seguro disminuya demasiado nuestro presupuesto doméstico. Normalmente las solicitudes de rebajas en las pólizas suelen tener una respuesta positiva por parte de las compañías aseguradoras, en el caso de que ya tengamos contratado un seguro. Y si todavía no disponemos de uno, es importante contar con empresas profesionales, estar bien informados, y seguir una serie de recomendaciones para la contratación de nuestro seguro, como las que nos ofrece la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones, un organismo dependiente del Ministerio de Economía, en su Guía para los Asegurados y Partícipes (GASPAR).

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