¿Qué es el interés compuesto y en qué consiste?
Podría definirse por lo tanto como un efecto multiplicador del dinero invertido, pues a medida que se generan intereses se suman al total y la cantidad crece, por lo que genera más intereses y así mayores beneficios.
En realidad el interés compuesto consiste en la reinversión constante de los beneficios del dinero para obtener interés de un capital cada vez mayor. Y lógicamente, cuanto mayores son las cifras de las que hablamos, mayores serán los beneficios obtenidos a través de los intereses generados. Algo así como un efecto bola de nieve en su versión financiera.
Se trata de un sistema de inversión geométrico, pues inicialmente el incremento y, por lo tanto, los beneficios aumentan lentamente, pero así como crece el capital inicialmente invertido se va acelerando el proceso y las ganancias se incrementan de forma substancial.
Factores en contra
Por este motivo, el interés compuesto es muy interesante para los ahorradores. Aunque deben tenerse en cuenta algunos factores que, de algún modo, contrarrestan las ventajas de este sistema de ahorro. Por ejemplo, los impuestos que habrá que pagar por los intereses que vayamos ingresando en nuestra cuenta. Además, hay que tener en cuenta la inflación y las comisiones de gestión, de mantenimiento o de inversión del producto financiero que utilices para ahorrar. Y sobre todo pensar que los porcentajes de los intereses que se ofrecen por el dinero cambian según la salud de la economía, y raro será que hoy superen el 5% a largo plazo, por mucho que los ejemplos publicitarios hablen de otras cifras.
Y como ya hemos comentado al principio, cabe recordar que el interés puede ser pagado o cobrado, sobre un préstamo que paguemos o sobre un depósito que cobremos.