Las sociedades de garantía recíproca son entidades financieras sin ánimo de lucro y ámbito de actuación específico (por autonomías o sectores), cuyo objeto principal es procurar el acceso al crédito de las pequeñas y medianas empresas, así como mejorar sus condiciones de financiación a través de la prestación de avales ante las entidades financieras.
Son por tanto entidades tremendamente importantes en el actual y deprimido tejido empresarial, azotado por los años de crisis económica que han limitado las posibilidades de las empresas para acceder a créditos bancarios que les posibiliten crecer o continuar con su actividad. Por ello es muy habitual oír hablar o ver en los noticiarios las siglas SGR, que correspondientes a estas sociedades financieras, reguladas todas ellas por el Banco de España, que es la institución que gestiona la creación y el funcionamiento de las mismas.
Principales ayudas de las SGR
Las ventajas que las sociedades de garantía recíproca procuran a las PYMEs que acuden a ellas son, entre otras, el acceso a esa financiación que por falta de garantías no podrían obtener, una mejora en las condiciones de tipo y plazo de interés gracias a los convenios existentes entre las SGR y las entidades bancarias de crédito, de manera que disminuyen los costes de financiación; y la obtención de avales tras el análisis de viabilidad del proyecto presentado que hará el equipo de la SGR.
Ninguna de estas ventajas está reñida con la solicitud de otras líneas de crédito oficiales como por ejemplo los ICO.
Para poder obtener un aval, cualquier pequeña o mediana empresa que necesite financiación deberá ser socio partícipe de la SGR a la cual acude. Y para ello cada entidad define los criterios de asociación, aunque la manera más habitual es adquirir participaciones de la SGR equivalentes a un porcentaje del importe del aval de la SGR que se desembolsaría una vez haya vencido la operación.
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