Premio Nobel de Economía por mejorar las teorías de las subastas y la invención de nuevos formatos

No es extraño abrir los ojos como platos y la boca como un buzón al escuchar los enunciados que suelen justificar los méritos del ganador de un Premio Nobel de Economía. Sin embargo este año las cosas parecen ser más comprensibles y quien más quien menos entenderá de que hablamos al decir que los profesores estadounidenses Paul Milgrom y Robert Wilson recibirán el galardón más cotizado del planeta por haber mejorado las teorías de las subastas y haber inventado nuevos formatos para llevarlas a cabo. Sí, es justo lo que parece: subastas. Unas personas que compran y otras que venden al mejor postor. Aunque todo hay que decirlo, el premio lo merecen por teorías y prácticas algo más complejas.

Ambos son profesores de la Universidad de Stanford recibirán el galardón en Oslo el próximo mes de diciembre, y lo harán por los estudios que han ido realizando y poniendo en práctica paralela y simultáneamente, pues en muchos casos resultaban complementarios y siempre enriquecedores para el sector comercial de las subastas. Tanto es así, que en el documento de concesión publicado por la Academia Sueca que concede los Premios Nobel, destacaban: “Los nuevos formatos de subasta creados por los galardonados son un bello ejemplo de cómo la investigación básica puede generar posteriormente invenciones que beneficien a la sociedad”. Y añaden, posteriormente, que “la característica inusual de este ejemplo es que las mismas personas desarrollaron la teoría y las aplicaciones prácticas. La investigación pionera de los galardonados sobre las subastas ha sido, por tanto, de gran beneficio para los compradores, los vendedores y la sociedad en general».

Milgrom y Wilson han intentado utilizando la teoría de la subasta, comprender los resultados de las diferentes reglas de licitación y precios finales. Algo que puede marcar un antes y un después en este importante mercado económico que afecta a multitud de sectores empresariales que van del arte a las telecomunicaciones.

De hecho, en 1994, las autoridades estadounidenses utilizaron por primera vez uno de los formatos de subasta ideados por los hoy galardonados para vender radiofrecuencias a operadores de telecomunicaciones. Desde entonces, muchos otros países han seguido su ejemplo.

En otro orden de cosas, y como ya hicimos en anteriores artículos dedicados a los premios Nobel de Economía, hay que recordar que éste, cuyo nombre real es Premio de Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel, es el único de los seis galardones no creado en su día por el magnate sueco, sino que fue instituido en 1968 a partir de una donación a la Fundación Nobel del Banco Nacional de Suecia con motivo de su 300 aniversario.

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