La traducción de este tipo de acuerdo comercial es la mejor manera de definirlo: “Aventura conjunta”, pues eso y no otra cosa es el Joint Venture. Una acción consistente en la unión de dos o más empresas con el objetivo de desarrollar un negocio o introducirse en un nuevo mercado durante un cierto periodo de tiempo y con la finalidad de obtener beneficios.
Un tipo de contrato de carácter empresarial y privado que suele llevarse a cabo cuando un proyecto concreto requiere una alta inversión tanto de capital como de personal y de tiempo que rebasa las posibilidades de una sola empresa.
Cuando se realizan este tipo de acuerdos las empresas en ningún momento pierden su identidad independiente, y siguen desarrollando su actividad principal de manera simultánea. Es decir, un Joint Venture es una suma de empresas, no la creación de una nueva. Y no hay por tanto una normativa que regule legalmente esta figura mercantil, sino que cada sociedad responde ante la ley de forma individual, pero en función de un proyecto común y compartido según los términos de un contrato privado entre empresas. El modelo de acuerdo escogido puede ser desde el consabido contrato de colaboración, a la constitución de una UTE (Unión Temporal de Empresas) o incluso la creación de una sociedad participada por todas las empresas implicadas. Por ello, en términos jurídicos para referirse a las Joint Venture se habla de “alianzas estratégicas” o “comerciales”, e incluso de “riesgos compartidos”, sea cual sea la figura empresarial escogida.
Los proyectos realizados a través de una unión Joint Venture se desarrollarán durante un tiempo limitado y con la finalidad de obtener beneficios económicos para las empresas implicadas. Al finalizar se deshace el acuerdo y se desvinculan las partes.
La aportación de las empresas (o personas jurídicas) que forman parte del conjunto, y que será considerada como la materia prima del proyecto, suele consistir en capital, tecnología, conocimiento del mercado, ventas y canales de distribución y personal.
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