Hostelería ante la crisis: menos horas, menos luz, cobrar por no consumir y las reservas incumplidas

La hostelería está al límite. En realidad, los comercios en general están sufriendo el descabellado incremento de la factura energética, que ha llegado a triplicarse en el último año, haciendo insostenible el gasto e inviables los negocios. Pero han sido los hosteleros los primeros en plantarse, en decir basta, y en empezar a tomar decisiones que puedan contrarrestar en parte el incremento de los costes, que no solo afectan a la luz y el gas, sino también al precio de las materias primas o los suministros con los que trabajan. Veamos algunas de las medidas que han empezado a adoptar en diferentes lugares de España.

Hace unos días, en Sevilla, y poco después en Madrid, muchos bares se sumaron a un apagón de cinco minutos como protesta y advertencia. Muchos se encuentran en la tesitura de reducir gastos o cerrar, pues las cuentas no salen. Son muchos los bares que han decidido cambiar el aire acondicionado por ventiladores, y ahora en invierno confiarán en el calor interior de las máquinas y las puertas cerradas.

Algunos negocios se plantean incluso abrir solo durante las horas de luz solar, o al menos recortar las horas nocturnas, pues cuando se encienden las luces las cuentas no salen. Tanto en terrazas como en interiores. Hay incluso establecimientos que estudian la posibilidad de abrir solo en las horas punta. Aquellas en las que tienen una mayor clientela.

Otra opción es tener menos género en el local, de modo que puedan prescindir de algunas conservadoras y neveras, y aglutinar todos los productos en un menor espacio refrigerado. Eso sí, cuando se acabe el género, se acabó la jornada. Algo que podría llegar a cambiar los modelos de negocio de muchos bares y restaurantes.

La iluminación de exteriores es otro de los atractivos de muchos locales en hostelería, que basan buena parte de su facturación en las terrazas. Pero el coste ya no sale rentable. Por eso muchos negocios se replantean también el modelo en este sentido, moderando la iluminación y con ella el gasto. En algunos casos, incluso apelan al alumbrado público como solución ahorrativa, cuando éste ilumina su zona exterior. El problema, claro, es que no lo controlan.

Cobrar por no consumir

Además, cuando los números no salen hay que ser más exigente, y algunos negocios han empezado a tomar medidas poco populares, pero tal vez justificadas dadas las circunstancias. En Cantabria, por ejemplo,  un conocido local de Liaño ha decidido cobrar 1,50€ a todas las personas que decidan permanecer en el local (o su terraza) sin consumir nada, ya que aun sin hacerlo siguen utilizando las instalaciones del negocio, según argumenta su propietario.

Lo más curioso es que el bar incluso lo ha formalizado, pues en la factura del grupo figurará como “no consumición” el cobro de esos 1’50€. Algo que más allá de lo sorprendente sirve para legalizar la iniciativa, pues se declara como cualquier otro ingreso.

Pagar por no acudir

Y una última iniciativa que, por ejemplo, han empezado a implantar en los restaurantes de Mallorca, y que consiste en cobrar a los clientes que reserven y no se presenten. De este modo, se pretende fomentar la anulación de reservas con una antelación mínima, pues de lo contrario repercute negativamente en la cuenta de resultados del negocio, que no puede vender una mesa finalmente no utilizada. Según la federación balear de restauradores, algunos restaurantes llegan al 30% de mesas sin cubrir por reservas que no se presentan.

La fórmula utilizada para llevar a cabo esta medida es pedir una tarjeta visa o similar en el momento de la reserva, a la cual se realizará un cargo en el caso de que su titular no se presente. El restaurante cobrará el 20% por comensal acorde con la media de gasto por mesa que tiene estipulado cada establecimiento según su categoría.

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